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28 junio, 2011 | | Sin Comentarios »

Bandas como Cut Copy hoy salen de abajo de las piedras, pero no está de más hacer el esfuerzo por recordar que en 2004, cuando los australianos debutaron con Bright Like Neon Love, no existían Passion Pit, Friendly Fires, Metronomy, Empire of the Sun ni nada por el estilo. Ni siquiera había aparecido el primer disco de LCD Soundsystem, o sea que los nerds todavía no eran cool, eran simplemente nerds. Démosles crédito por eso. Una vez que James Murphy asumió como emperador plenipotenciario del groove, todos los integrantes del movimiento electro pop parecieron quedar bajo su ala, tuvieran o no una conexión real con el gordo y sus secuaces. Los Cut Copy la tenían: In Ghost Colours, su segundo disco, fue producido por Tim Goldsworthy, mano derecha de Murphy en DFA Records, que profundizó el modelo hasta encontrar un sonido más directo y concentrado. “Hit” es la palabra, y ahí están “Lights and Music” y “Hearts on Fire” para demostrarlo. Mucho más lejos no se podía llegar, así que Zonoscope, editado en la Argentina con algunos meses de retraso y con motivo de la visita del grupo a Buenos Aires, va sabiamente para otro lado. El cambio no es tan radical, e incluso algunos temas podrían haber formado parte del disco anterior, como “Take Me Over”, el primer corte, un ejemplo bastante claro de lo que puede hacer Cut Copy con recursos que en otras manos suenan gastadísimos: apenas un ganchito de guitarra, coros tipo “uh-uh” y sintetizadores ochentosos. Pero a partir de ahí, varias sorpresas, algunas más grandes que otras. Las grandes: “Where I’m Going” amaga con arrancar como un rock al piano y termina con unas voces tipo Beach Boys montadas en una cabalgata de guitarras pesadas. “This is All We’ve Got”, probablemente el tema menos Cut Copy de la carrera de Cut Copy (es imposible que esto suene en un boliche), parece The Jesus and Mary Chain con más teclados, e inmediatamente después “Alisa” incorpora unas maracas de ADN 100% madchesteriano. Las no tan grandes: parece que África sigue cotizando en alza entre las bandas que quieren expandir sus posibilidades rítmicas, y en los temas más cercanos al euro disco suenan fuerte y claro unos sintetizadores percusivos que son algo así como las marimbas del año tres mil. El ejemplo más cabal es “Blink and You’ll Miss a Revolution” (ah, también se pusieron un ápice más políticos), pero no es el único en donde aparece esa intención tribal que los emparenta a los mencionados Empire of the Sun (que también son australianos). El disco es largo y sinuoso, incluso antes de llegar al último tema, “Sun God”, que dura… quince minutos. La idea parece ser meter todos los nuevos elementos en una sola canción, y sorprendentemente funciona: empieza bien cargado de percusión y sintes, muta en un clarísimo homenaje a los Happy Mondays en el que Dan Whitford parece Shaun Ryder, y se extingue como un mantra de ambient cósmico .  / Lucas Garófalo

(Universal)